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viernes, 18 de abril de 2014

LA DEMENCIA INDUCIDA DE NABUCODONOSOR

Uno de los grandes personajes del mundo antiguo es Nabucodonosor: Rey de un gran Imperio, constructor de los majestuosos jardines colgantes. Aunque hay mucho que contar sobre sus hazañas y humillaciones; en este artículo me centraré en su locura. Siguiendo la línea conductual de quienes ostentan el poder, en su caso: era el gobernante de la potencia mundial de su época; regía a Babilonia en todo su esplendor, lo que en parte lo condujo a sus enormes cantidades de arrogancia y orgullo. Según el libro de Daniel, -quien pormenoriza detalles que la historia humana descarta- Nabucodonosor se atribuyó toda la gloria por los éxitos de su gobierno, cuando dijo: “¿no es esta Babilonia la Grande, la cual yo mismo he construido para la casa real con la fortaleza de mi poder y para la dignidad de mi majestad?”. Envuelto en onirismo, el Rey Babilonio había soñado con un árbol inmenso, que se hacía fuerte y todos los animales del bosque acudían a él en busca de sombra. Un vigilante, es decir, un ángel ordenaba en el sueño de Nabucodonosor: que cortaran el árbol, y que tan solo dejaran su tronco con las raíces en la tierra, y con una atadura de hierro y cobre. Además, proseguía el ángel: “Y con el rocío de los cielos sea mojado, y con las bestias del campo sea su porción hasta que siete tiempos mismos pasen sobre él”. El profeta Daniel pasó a continuación a interpretarle al Rey la primera parte del cumplimiento del sueño: “Te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo tu morada será, y la vegetación es lo que te darán aun a ti a comer tal como a toros; y con el rocío de los cielos tu mismo estarás mojándote, y siete tiempos mismos pasarán sobre ti”. Al cabo de un año, el altivo rey perdió la cordura. Empezó a comportarse de forma extraña: como un animal. En consonancia con el sueño profético, “su cabello le creció largo como plumas de águila, y sus uñas como garras de pájaro”. Algunas personas han elucubrado que el comportamiento de Nabucodonosor pudo tratarse de un desorden mental conocido como: Licantropía clínica. En este síndrome siquiátrico, el individuo cree haberse convertido en un animal. Inclusive, se comporta como tal: come como la bestia, gime, gruñe o se arrastra. En el caso de Nabucodonosor, llegó a vivir a la intemperie. ¿Se imaginan al otrora esplendoroso rey, convertido en una bestia? El clima de Irak, donde se asentaba la antigua Babilonia; las temperaturas pueden subir hasta los 50° Centígrados durante el verano. Mientras que del invierno, puede adueñarse un frío congelante. Fueron siete largos años que le duraron al Rey este trastorno; los suficientes para que sus uñas le crecieran tanto, que tuviesen la apariencia de garras de pájaro y el cabello se asemejara a plumas de águila. Los escépticos han contraatacado la versión de Daniel con argumentos débiles a mi parecer. Una de las arcillas cuneiformes desenterradas en las ruinas babilónicas alude de manera diáfana a la locura de Nabucodonosor. Este documento bautizado como el Job de Babilonia, fue citado por el erudito John E. Goldingay. En el texto se atestigua los castigos que Dios le infligió, la enfermedad, la humillación, la búsqueda de la interpretación de un sueño sobrecogedor, que le derribó como a un árbol, el ostracismo, que comió hierba, la pérdida del juicio, que actuó como un buey, la lluvia que Marduk trajo sobre él, el deterioro de las uñas, la larga cabellera y las cadenas que llevó, así como el posterior restablecimiento, por el que alaba a dios”. Razonando un poco, si el servicio de inteligencia norteamericana “hacía” experimentos para el control mental como el famoso proyecto MK-ULTRA, utilizando soldados, prisioneros y agentes. (Entre los recursos que se usaron en dicho proyecto para el lavado cerebral, se encontraba el libro: “El guardián entre el centeno” de J.D. Salinger). Entonces, ¿Por qué le hubiera resultado imposible a Dios trastornar la mente de un hombre? Si un hacker puede meterse en una computadora, espiar los documentos que alberga y averiar la máquina ¿Por qué estaría fuera del alcance de Dios manejar desde su morada las neuronas del jactancioso rey y hacer que dejaran de funcionar “correctamente” durante un largo período? Como he mencionado en otros artículos, la Biblia se vale a menudo de la simbología como recurso literario. En el sueño profético de Nabucodonosor, el árbol, en primera instancia lo representaba a él. Los árboles en muchas ocasiones representan a individuos, gobernantes o reinos. En el caso de este rey, como si se tratase de un árbol robusto; fue derribado con esta enfermedad mental, inducido por el poder divino. Lo cual no quiere decir que Dios sea el responsable de las desgracias humanas. En este caso en particular, como en otros que cita la Biblia; Dios metió la mano porque se trataron de asuntos que tuvieron que ver directamente con su Gobernación Real.

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